Apariciones del Padre del puro amor

Del libro de Juan de San Grial "LOS INMORTALES"

INICIACIÓN EN EL TESORO DE NUESTRO ALTÍSIMO

La Jerarquía Ardiente: 

¹ A San Salvador-Padre-Nuestro solía venir el Padre Celeste, 

² Las apariciones del Padre del Puro Amor (nombre que Él mismo reveló en la Edad Media a los altos niveles del catarismo, es decir, a los ungidos y los inmortales) estuvieron acompañadas por miles de carros solares.

³ El Padre Sol de soles se revelaba en un séquito de miles de grandes y pequeños candiles-soles (los divinizados).

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LOS INMORTALES

Más detallado

⁴ Uno de los objetivos de la venida del Altísimo a San Salvador era devolver al hombre su hipóstasis divina, que había sufrido daños durante la remodelación adaptacional llevada a cabo por Rex Mundi.

⁵ El segundo grado de espiritualidad teogámica eslavo-cátara (la iniciación a lo pasional) se consideraba obligatoria ya que, sin él, el misterio de la encarnación del hombre y la permisividad del Altísimo a su reclusión terrenal en la “cámara oscura” (cárcel terrenal carente de luz) quedaría sin explicación.

⁶ El candil del corazón, al principio avivándose en la oscuridad para luego volverse inextinguible, descubría una energía de amor verdaderamente inagotable en el ser divino-humano virginal purificado.

EL OJO DE LA BONDAD, EL AMOR Y LA SABIDURÍA SOLARES, CUYA VISIÓN NO LANGUIDECE EN LA NOCHE

⁷ A menudo los ungidos pasaban días enteros en un estado de éxtasis sobreiluminado y agradecían al Altísimo la posibilidad de desprender un amor tan grande y elevado sobre los adamitas.

⁸ El Altísimo, llegando a Sus elegidos y ascendién dolos al grado de serafitas¹⁶, les mostrabacuán incondicional seguía siendo Su amor por la creación (a pesar de las múltiples apostasías y traiciones).

⁹ Introducía en ellos su Ojo, cuya visión no languidece en la noche, tras lo cual los ungidos aprendieron a contemplar a quienes les rodeaban con los ojos de la bondad, el amor y la sabiduría solares (que usarían para conquistarlos). Para alcanzar la perfecta espiritualidad hace falta tan sólo una cosa —instruían los ungidos cátaros—: ver al Altísimo, a sí mismo y al mundo con los ojos de la bondad celestial.

En contraposición la alteración proyectada sobre la visión espiritual conlleva unas consecuencias catastróficas.

¹⁰ “Las gafas luciferinas”¹⁷ no se quitaban con el arrepentimiento ni tan siquiera con la introspección, sino con la aparición del Altísimo. Les colocaba a la visión de sus discípulos unas lentes solares especiales, mientras sus corazones se transformaban en pequeños discos solares.

PRÁCTICA PARA EL ENCENDIDO DEL SOL INTERIOR

¹¹ Nuestro Padre Altísimo enseñó reiteradamente a los ancianos de San Salvador, de Montsegur, de Peyrepertuse, de Quermançó y de otras “moradas celestiales” (así se denominaban entonces los castillos) que la plenitud de Su presencia está en el disco solar interior.

¹² Los grados del alcanzarlo constituyen el secreto de la encarnación del dios-hombre en la tierra. Se comienza tomando conciencia de la cueva interior implantada en el corazón (ofuscación, tinieblas) (1). Después, se produce una revelación del Padre del puro amor (2), que prende una vela (3) que a su vez se transforma en un candil inapagable (4). Finalmente se ilumina como disco solar (5).

¹³ El maligno consiguió ofuscar lo inofuscable. Desde los cielos el Altísimo conseguirá mucho más: encenderá un candil entre las tinieblas que repelen la luz.

EN LA VISIÓN ÍNTEGRA DEL PADRE

¹⁴ La purificación de las quimeras concluye con una visión íntegra del Padre y con la capacidad de percibir la luz infinita de Su amor.

¹⁵ El nivel de progreso y ascensión espiritual se medía según la capacidad de encontrarse en continuo estado de sobreiluminación del espíritu (= de la revelación del Padre del amor).

¹⁶ La ofuscación de la mente y la incapacidad de caminar bajo el cielo abierto si consideraban como el nivel inicial.

La continuación en el libro "LOS INMORTALES"

Radio Millenium de Alicante de este tema

¹⁶ Cristos menores, dioses-hombres divinos (del latín homo seraphicus Christi —“hombre seráfico de Cristo”)

¹⁷ El termino de los maestros usado en la escuela de Juan de San Grial para denominar la perversa visión cainista de Dios y del hombre.