Del libro "LA CRUZ ÍGNEA DE LOS TEMPLARIOS"
¡Fue como una revelación! Como la pieza que faltaba en el mosaico de la historia de los templarios, formada bajo la influencia de antiguos conocimientos. Y en ella siempre me atormentaba una pregunta (mi pieza faltante): ¿por qué los templarios, que manejaban perfectamente la espada y estaban perfectamente organizados, viviendo en su gran mayoría bajo la protección de murallas inexpugnables, permitieron que los capturaran y asesinaran? ¿Por qué de la misma manera, sin lanzarse a la lucha, nuestros intrépidos zapórogos entregaron su Sech, que podrían haber retenido durante meses, defendiéndolo de cualquier enemigo?
Estaba seguro de que los templarios, como celosos católicos, no podían desobedecer la orden del Papa Clemente V; además, al no tener pecados ante el trono papal, excepto las hazañas cantadas durante siglos en Tierra Santa, estaban seguros de que la justicia muy pronto triunfaría. Y tampoco tenían que cuidarse, aparentemente, del rey Felipe IV el Hermoso: pues tantas veces le habían entregado dinero a él y al tesoro real eternamente vacío...
Con los zapórogos es más fácil: tropezaron dos veces con la misma piedra. Creyeron en los “correligionarios” moscovitas (la primera vez en Bogdán Jmelnitsky), y por segunda vez fueron vilmente traicionados por el Moscú posterior a la Orda. Devastaron la Sech y a los zapórogos los mandaron lo mismo a Siberia, que a Kubán, que a Terek. Al atamán Petro Kalnyshevsky, un fervoroso ortodoxo, un anciano (¡de 87 años!) lo confinaron de por vida en un foso de Solovkí. ¡Y él sobrevivió allí hasta los 112 años! Pero ya no como un “esclavo de Dios”, sino como un cosaco inflexible, ¡vencedor!
Con los templarios era más complejo: de ninguna manera cabía en mi mente tal sumisión por parte de semejante organización militar. Y de pronto resulta que “la mayoría de los templarios son cien por cien herederos de los cátaros”. ¡Aquí radica la clave del misterio de los templarios!
Una vez más, el autor demuestra el talento inimitable del escritor-pensador de “mirar al fondo de las cosas”, ¡revelando y demostrando al lector el origen de los fenómenos! Pues precisamente en el parentesco espiritual de los templarios con los inocentemente asesinados cátaros —personas iluminadas, purificadas (del griego Κάθαρσις) y divinas— radica la razón de su no resistencia al mal con el mal, así como el error histórico en relación con los verdaderos motivos de su inmolación voluntaria, de su humildad que irrita nuestro espíritu rebelde.
¡No eran caballeros de espada, sino Caballeros del Templo del Amor Celestial! ¡Caballeros de Cristo, caballeros de la Madre Divina! “No la paz, sino la espada” trajo el Hijo de Dios, destruyendo con esta arma espiritual los fundamentos malignos de la sociedad humana, construida por jehovistas sobre la pedagogía oscurantista del odio (“ojo por ojo, diente por diente...”), profesando al mismo tiempo la pedagogía del amor: “Un mandamiento nuevo os doy: ¡amaos los unos a los otros!”. ¡La Santísima Teoengendradora, el verdadero Grial Vivificador, se convirtió en Su primera discípula y predicadora de la buena nueva!
"La adoración del Grial por los templarios es inseparable de la Teoengendradora. ¡El Grial es impensable sin la Reina Celestial! Los cazadores del Grial se forjan ilusiones cuando buscan en él dones especiales: la inmortalidad, la clave para la dominación mundial... ¡El Grial = la Madre Divina! Los templarios adoraban el Grial como a la Madre Divina, que se impregnó de la valiosa sangre de Cristo en su Inmaculado Corazón. El Cáliz vivo, el verdadero Grial de dones y milagros inagotables. La Obradora de Milagros, la Sanadora, el recipiente eucarístico personificado que se ofrece al mundo".
Una y otra vez descubro las razones de la adoración cátaro-templaria hacia la Reina Celestial. ¿Qué había en Ella tan impactante que eclipsó la mentalidad de los caballeros, incluso la imagen impuesta por los jehovistas romano-jesuitas acerca del Mashíaj judío (mesías-redentor), y además nebulosa, como todo en los seguidores de Jehová? Pero realmente había algo más grande que el sufrimiento de la Madre por el Hijo sacrificado, que provoca compasión... Y lo que había era esto:
"El misterio de la Teoengendradora cátara: es la Virgen-Madre del Univérsum. La llamaban la Gran Madre Diosa. Descendió desde los cielos de forma misteriosa, inconcebible. Y regresó del Monte del Ruiseñor, al elevarse desde el lecho de dormición hasta su trono, del cual había descendido a la Tierra".
*
Una razón más para honrar al padre Juan (!): antes de él, nadie había definido nunca a los templarios como carabeleros blancos. Así no habían sido definidos. Todos los investigadores veían en su navegación la fuente del bienestar material, la fuente de las innumerables riquezas de la orden del Templo. En cambio, el padre Juan ofrece una versión irrefutable sobre la causa de su obsesión con el mar.
“La mayoría de los templarios —herederos directos de los cátaros— se dedicaban a la navegación. Por supuesto, no para su propio beneficio. Lo hacían por razones espirituales. La nave es la imagen de un templo móvil que cambia constantemente y vuela por una ruta directa (con varias paradas en los puertos prescritos desde lo alto) al Reino. Los nuevos cátaros recorrían el mundo entero, llevando el mensaje del Monte del Ruiseñor, del nacimiento de una nueva Teocivilización. Construían el Templo solar de la Paz, el aposento del Novio y la Novia con su libre éter intergaláctico de Minné, Bonné, Puré y su innumerable cantidad de templarios relicarios, que yacen en las montañas de Sagradavaca y San Salvador Verdadero”.
Vladímir Shovkoshitny,
escritor, poeta, publicista, doctor en ciencias filosóficas.
