Del libro "LOS CÁTAROS: La Iglesia del Amor"
LO MÍRRICO DE LOS CÁTAROS
Sus mentes emanaban fragancias. El Cáliz de aromas celestiales sahumaba en su interior. Lo mírrico de los cátaros era incomparable. Con la paz espiritual y con las puertas del Espíritu Santo abiertas, pacíficamente conquistaron media Europa y formaron el ejército del Espíritu Santo, mayor que el que Roma formó durante toda su historia milenaria de guerras y cruzadas incesantes con matanzas de miles de víctimas inocentes y conversiones violentas.
REVELACIONES NOCTURNAS DEL CÁLIZ DEL GRIAL
¡Oh, revelaciones nocturnas del Cáliz del Grial!
Santa Eufrosinita 1 enseñaba: “Vela por la noche. Se abre la Jerusalén celeste”. Pero yo añadiré: “El Cáliz del Grial brota de manera inenarrable y más generosa para los discípulos de Cristo”.
LAS VÍRGENES HABLAN A LAS VÍRGENES, LOS PUROS A LOS PUROS
Los cátaros se revelarán solamente a los puros del Grial interior, a cátaros verdaderos, aunque pasen siglos y milenios. Solo las vírgenes hablan a las vírgenes y los puros a los puros. De la misma manera se guarda de modo improfanable el Logos del Altísimo, la Palabra Divina del amor inenarrable, proferida por vehículos perfectos y misteriosos.
No existe nada superior a ella. ¡Guarda la pureza de tus atuendos como a las niñas de tus ojos! No te mezcles con lo indecente, hijo mío, para que no caigas en la seducción y te conviertas en un hijo de la oscuridad que se autoproclama en voz alta a sí mismo como hijo de la luz y hace que se acerque la perdición del mundo, como también la suya propia. Los hijos de la luz están informados acerca del Dios del amor, conocen las llaves de Su Reino y los secretos de cómo entrar en él.
12 CUSTODIOS SECRETOS DEL CÁLIZ
Sobre el Grial sabían los 12 custodios secretos del Cáliz. Sus nombres se mantenían en secreto. Ellos desaparecían como esfumándose junto al Cáliz hacia el santo estar 2. Cuando era necesario, volvían a aparecer...
Aparte de los 12 custodios del Cáliz que estaban indicados por orden jerárquico en la pantalla blanca del Grial, había más de mil perfectos de Languedoc, de Lombardía, de Provenza y de otras grandes provincias de Europa del sur, que místicamente gustaban del Cáliz (las revelaciones de Garabandal y Heroldsbach llamaron a ‘este gustar del Cáliz’ la comunión mística, sin una hostia obligatoria). Los demás tenían una idea vaga sobre este acontecimiento, nada más.
Los obispos 3 se reunían dos veces al año en Montsegur. Cristo acudía a ellos con el Cáliz en las manos y los nutría.
El Grial difundía círculos de amor a su alrededor, como olas de un mar de luces. Encendía a su alrededor miles de pequeñas velas. Los que se encontraban allí descubrían los corazones puros de los cátaros, después de que se encendiera el amor celestial en aquellos en los que se había imprimido el sello. Su rostro se iluminaba. Y ya no podían pensar en nada más, solo en el amor perfecto. Hablaban solamente del amor que no hay ni en la Tierra ni en los cielos.
¡Sonaba la sinfonía dulcísima del Reino! Fue la música del amor la que sonó en el centro de Europa durante más de dos siglos.
Para entrar en la luz oceánica del Grial era necesario el santo estar extático virginal, un tipo de elevación, el don de los perfectos.
El Grial se manifestaba en Montsegur con la forma de un castillo regio... Conducía tanto a cristianos como a judíos: la nube de fuego en la noche y la de la luz en el día. Cristo venía y estaba presente, pero no como en los días terrenales, de forma visible, sino reinando interiormente, elevando a sus hijos al reino del Grial.
Eran interminables las vigilias nocturnas, las unciones, las conversaciones misteriosas, las uniones inexplicables que alegraban dulcemente a Sus discípulos. Lo que no tuvo tiempo de lograr durante Sus días terrenales, se lo anunciaba a ellos… Y la Montaña del Ruiseñor rezumaba los aromas más fragantes del teomatrimonio.
1 Los nombres propios y geográficos usados están comentados en el Glosario (p.592).
2 El santo estar (eslavo: pakibytié; ingles: holy being; griego: palingenesia) – Término único en la enseñanza del autor que define la esfera fragante mística de la Iglesia verdadera, esfera intermedia entre la Tierra (el mundo tridimensional) y los cielos puros. La esfera donde permanece el Cáliz del Grial con sus 144 castillos y adonde descienden y se manifiestan el Padre y la Madre del puro amor, las divinidades y los divinizados para ayudar a los habitantes terrenales.
3 Así, con el término ‘obispo’ (Griego: epí-scopos ← ‘super-visor’), se acostumbró llamar a los altos jerarcas cátaros responsables de regiones en la literatura convencional histórica.